Expropiación, tu cara me suena…
El cuento del rescate que termina siendo un salvavidas de plomo. Por Luis Otero
«Bueno Agroisleña está expropiada. Ven a mí que tengo flor. Se acabó el tiempo de la agroisleña esta le hago un llamado a sus dueños para que se pongan en contacto mañana mismo pasa a ser ahora propiedad popular, propiedad patria». Mientras la claque aplaudía hasta romperse las manos.
Así empezó la destrucción de la industria agroalimentaria en Venezuela. 3 de octubre de 2010. La frase de Hugo Chavez desafiaba a sus rivales. La expresión se usa en el truco, un juego de cartas en el que Ee engaño al rival es parte del juego, hacerle creer que tenes buenas cartas cuando por ahí no las tenes y viceversa. Ahora, si cantas flor y no tenés, los puntos van en contra.
En Venezuela la historia le iba a cargar los puntos en contra a los venezolanos por el engañoso relato de Chavéz, quien cantó flor, pero la agroindustria se terminó marchitando.
Ese día, Hugo Chavez dijo que en la semana se iban a reunir con los dueños de AGROISLEÑA. Casualmente los dueños, se enteraron de la expropiación por la tele. Una coincidencia con el Caso Vicentín en la Argentina.
Esta fue la reacción de los dueños al enterarse en España:https://www.youtube.com/embed/e5FVek2ty8c
En esos días, la reacción de una parte del pueblo venezolano y de los empresarios del país fue totalmente contraria a la expropiación de la empresa, que en ese momento progresaba y generaba riqueza para el país.
Ante la reacción, el Chavismo respondía que el gobierno no estaba en guerra con la empresa privada pero la expropiación se hizo. El argumento fue la SOBERANIA ALIMENTARIA. No era la primera expropiación ni sería la última relacionada con la política de la «soberanía alimentaria». Con el tiempo estas empresas expropiadas iban a languidecer lentamente para pasar a ser totalmente ineficientes, y en muy pocos años los empresarios fueron equiparados por el gobierno a los funcionarios públicos.
Decía el ministro de alimentación, Carlos Osorio «todas las estructuras que participan en el sistema agroalimentario, de una u otra manera, todos los que allí trabajan, aun siendo una empresa privada, son funcionarios públicos y deben considerarse funcionarios públicos porque el trabajo que hacen es para servir a la población». Y así se fue captando todo.
Los medios nacionales e internacionales fueron destacando en sus títulos paulatinamente los hechos que fueron cambiando al sistema productivo del país para derrumbar la economía venezolana hasta los niveles de hoy:
Estos títulos podes encontrarlos hoy en diferentes notas explorando la red.
– «Venezuela, opciones frente a la expropiación» (y coincidentemente, «no había opciones»)
– «Amplían poderes para expropiar en Venezuela»
– «Venezuela, más expropiaciones petroleras»
4 años después de la expropiación de Agroisleña, ya se hablaba de la necesidad de una inversión de miles de millones de dólares para recuperar el potencial de la empresa, que ahora se llama AgroPatria.
La política de «soberanía alimentaria» en realidad fue una política de control de manejo de los alimentos, y el resultado en el mediano plazo fue el hambre y el desabastecimiento. Antes de Agroisleña, se expropiaron millones de hectáreas de campos cultivables, pero la producción de alimentos bajó. Los pequeños y medianos productores no pudieron conseguir nunca más lo que necesitaban para sus chacras en Agropatria. Sólo lo pudieron hacer generalmente a precio «blue» de alguien que les vende a precio más caro y menos competitivo. No ganó la gente, ganó la especulación.
La Expropiación de Agroisleña fue muy elogiada por el entonces Vicepresidente Jaua «con esto garantizamos que el 51% de la producción sea recibido en la red de distribución social del estado y los productores tratados con justicia».
Cantó falta envido con un caballo y una sota y el efecto fue el contrario. La producción cayó sistemáticamente y la importación de alimentos aumentó igual que la especulación.
La crisis alimentaria de Venezuela empezó con la expropiación de una empresa de emprendedores canarios. Agroisleña se convirtió en AgroPATRIA, y no fue una solución, fue un nuevo problema. Ese 3 de octubre de 2010 fue el comienzo de la destrucción de la agroindustria venezolana.
En 1998 Venezuela se procuraba el 60% de las necesidades alimentarias con producción nacional. Diez años después apenas llega a producir el 25% de los alimentos que necesitan los venezolanos. Habían cantado vale 4 pero tenían un ancho falso.
AGROPATRIA, y la política de «soberanía alimentaria» no aseguraron la «soberanía alimentaria» de Venezuela. Aquél relato fue brutalmente desmentido por los hechos y por los padecimientos de los venezolanos. La verdad está en los hechos. Y esto es lo que pasó y lo que pasa.
Hoy faltan semillas para siembra, créditos, facilidades de comercialización, con los que los productores y la gente, al final no recibieron los beneficios de la «soberanía alimentaria» declamada, que en definitiva, quienes repiten esta expresión sin muchos fundamentos deberían explicar si entienden realmente de lo que están hablando.
La escasez de alimentos aumentó y esto generó desnutrición y el aumento de la mortalidad infantil. La dictadura venezolana empezó con Chávez, la destrucción del campo en Venezuela empezó con Agroisleña.
EXPROPIACION, TU CARA ME SUENA.
Hoy los dueños de Vicentin en Argentina padecen una intervención ilegal, basada en un decreto que se apoya en una ley de la dictadura militar. Se enteraron «casualmente» por los medios. Se reunieron con el gobierno que lo único que hizo fue ratificar que la única salida es la expropiación. La Policía Federal custodia a los interventores que hoy gestionan la dirección de la empresa. La misma empresa que va a defenderse en tribunales, único lugar en donde deben tomarse las decisiones vinculadas a la situación actual aunque al juez lo han pasado por arriba.
El directorio de Vicentín recibió a los interventores esta semana y en ese momento se labró un acta en la que la empresa RECHAZA LA INTERVENCIÓN Y TODOS SUS TÉRMINOS.
Este domingo 14 Vicentín publica una solicitada en la que cuestiona la decisión del gobierno nacional y anticipa que va a defender sus derechos.
Piden reestablecer el estado de derecho… Dicen que la intervención viola las garantías constitucionales, elude la independencia de poderes, y pone en jaque la confianza en las instituciones democráticas. Piden que las autoridades competentes recapaciten para garantizar a quienes han invertido durante décadas en nuestro país que están amparados por la ley y no expuestos a decisiones arbitrarias.
Chavéz en Venezuela decía las cosas con sinceridad brutal, Fernández en la Argentina dice las cosas con amabilidad y sin usar palabras brutales. A la expropiación le dice rescate y a la usurpación de una empresa sin base legal, la llama intervención. Me suena similar a aquél fiscal que llamó desahogo sexual a una violación.
En este caso está por verse por verse si habiendo una causa judicial abierta será justicia. Estimado Dr. Fabian Lorenzini, a Ud le hablo. Ud. es el juez del Concurso de Acreedores. Ud. está a cargo del juzgado civil y comercial Nro. 2 de Reconquista. Hace casi dos años, cuando Ud. asumió como joven juez ni soñaba que hoy todas las miradas estarían sobre su escritorio. Ud. es un hombre de campo, y periodista, casualmente también. Comprometido con la realidad de su gente y SABE lo que significa Vicentin SAIC para su comunidad.
Tiene la oportunidad histórica de declarar de oficio la inconstitucionalidad de la medida del gobierno nacional. Ud. como juez, debe ser el guardián de nuestra constitución Nacional.
Hoy, la Argentina lo está mirando. Es usted el que tiene el poder de decidir. Es usted el que debe hacer prevalecer las garantías constitucionales por sobre la arbitrariedad. Usted rechazó un pedido del radical Barletta porque según su criterio, no tiene legitimación para plantear la inconstitucionalidad del DNU, pero USTED PUEDE analizar la cuestión de oficio, es su poder, es su deber.
ES USTED DR LORENZINI. Atienda el teléfono… Lo está llamando la REPUBLICA.