El corazón puede más que la sangre: Pese a la oposición de su padre biológico, le dieron la adopción al hombre que la crió y se ocupo de ella
El amor es más fuerte. Un juez de Córdoba se guió por esa máxima para resolver dar la adopción plena a un hombre que crió desde bebé a una adolescente que también tiene su padre biológico, pero no tiene relación.
El verdadero padre nunca se hizo cargo de ella ni cumplió con la cuota alimentaria. Sin embargo, cuando el papá del corazón reclamó la adopción, se interpuso e intentó justificar su ausencia de años alegando que vivía en otra ciudad (primero en España, después en Buenos Aires) y diciendo que su ex mujer impedía la relación con su hija. En este sentido, el juez interpretó que en un mundo con redes sociales y grandes posibilidades de comunicación, la distancia no puede ser un impedimento para construir una relación de padre e hija.
Por el contrario, el papá del corazón, conviviendo con ella desde pequeña, siempre se hizo cargo al punto de que la chica empezó a poner su nombre en el colegio con el apellido de él y no el de su padre biológico El vínculo fue tan fuerte que, por pedido de ella y con el apoyo de su madre, resolvió pedir la «adopción por integración», figura que reconoce a las familias ensambladas como nuevo modelo familiar.
La insistencia de la chica fue clave en la resolución del juez, que basó su decisión en «el interés superior del niño» y sostuvo en su escrito: “Creo que, de la causa, se advierte con claridad meridiana los deseos manifestados por la adolescente de ser hija de AGCH y que, en virtud de ello, puede interpretarse -sin más- su verdadero interés”.
«Adoptar un niño da cuenta de un querer ser padre, que se diferencia claramente del poder serlo. El acto de adoptar nos muestra que los vínculos familiares se nutren del afecto más que de la sangre”, explicó en su fallo el juez. Y al final puso en palabras poco jurídicas dos mensajes a los involucrados.
A la chica le escribió: «Soy Lucas, vos ya me conoces. Viniste a charlar conmigo y con Ignacio, varias veces a tribunales. Vos sabes que, hace ya un tiempo, AGCH -con el apoyo de tu mamá-, hizo un pedido, que tenía que ver con tus deseos. Por eso, se inició un trámite, hubo muchas pruebas que se tuvieron en cuenta, pero principalmente vos en persona me dejaste en claro lo que querías. Te noté tan convencida, que no me quedaron dudas: querés ser hija de AGCH, como que AGCH quiere ser tu papá. Que, desde chiquita, él te brindó su cariño, te protegió y cuidó siempre, estuvo en tus cosas del cole, en los momentos lindos, como en los feos. ¡Hasta te hizo hincha de San Lorenzo! Mirá que comparten cosas… Pero, ¿sabes qué? Van a compartir muchas cosas más, a partir de ahora. Creo que quieran ser hija y papá es algo que sale de sus corazones y que es lo que está pasando en sus vidas. Por eso es que sólo voy a reflejarlo en los papeles. Deseo que ese vínculo que formaron crezca día a día, de manera responsable. Ya podes decirle oficialmente papá a AGCH»
A el papá adoptante también le dedicó unas palabras: «AGCH: qué decirte a vos. De la causa, se nota que sos un padre en la práctica. Que rendís y aprobás un examen todos los días y te ganaste el título. A. te dio ese título, esos de los que más cuesta conseguir y que da la gran responsabilidad de mantener. Desde un abrazo y un beso, desde estar cuando tenés que estar y decir lo que tenés que decir. El afecto es tan grande, que se lee en cada hoja de este expediente. Es así que: ¡FELICITACIONES PAPÁ AGCH!»