Con la ley, este gobierno nos tiene «alquilados»: Cada vez más incertidumbre
La ley de alquileres sigue trayendo problemas. Primero porque con su aplicación perjudica tanto a propietarios como a inquilinos y segundo porque después de que el Gobierno dejara trascender que la iba a suspender, se abrió un terreno de especulación en el que ninguna de las partes interesadas quiere mover las piezas por miedo a quedar en offside en pocas semanas.
«La suspensión de la ley es una buena noticia, una señal positiva, aunque nos llena de incógnitas», dice Alejandro Benazar, presidente de la Cámara Inmobiliaria.
Lo mismo sostiene Ricardo Botana, presidente de la Unión Argentina de Inquilinos. «Estos rumores lo único que generan son dudas. En estos momentos todos los contratos están frenados porque nadie va a querer firmar algo con una ley que va a ser derogada o suspendida en pocas semanas», explica. «Pero por ahora la ley sigue vigente», aclara.
El gran problema de este cambio de rumbo es que el Gobierno anticipó la suspensión, pero no aclaró por qué norma la va a reemplazar. Se especula con que se volvería al esquema anterior a la ley, es decir, 2 años de contrato con actualizaciones semestrales, pero nadie sabe si los contratos volverán a negociarse libremente o habrá algún tipo de índice que los regule. «Si dan de baja la ley, que ya de por sí es mala, puede pasar que los precios se disparen porque cada uno va a querer cobrar lo que quiera», advierte Botana.
«El mercado se desmadró. Hoy tenés 3 ambientes por 200 o 300 mil pesos en Palermo, en Puerto Madero pueden llegar a los 800 mil pesos y los monoambientes están alrededor de los 100 mil pesos por mes», dice Benazar. Además, resalta que es muy difícil recomponer el mercado porque entraron a jugar otras posibilidades: «El propietario que se volcó a los alquileres temporarios, que se pagan en dólares, gana en 3 meses lo que ganaba con un alquiler convencional. No va a querer volver al mercado tradicional».
“Esta ley perjudicó a todos” coinciden tanto los propietarios como los inquilinos. Los empresarios inmobiliarios sostienen que, hasta el anuncio a medias del Gobierno, cada vez más acuerdos se cerraban por fuera de la legislación. Son contratos informales de menos de 3 años, con ajustes semestrales o trimestrales en lugar de anuales y muchas veces atados al dólar.
Desde la entrada en vigencia de la ley de alquileres en 2020 la oferta de departamentos vacíos bajó muchísimo: en la Ciudad de Buenos Aires pasó de 10 mil inmuebles a 5200, es decir, casi la mitad.
Ahora habrá que esperar a que el Gobierno concrete finalmente lo que dejó trascender, defina qué va a pasar mientras la ley esté suspendida y convoque al Congreso para que sancione una nueva, con el antecedente de que en estos últimos 3 años se presentaron unos 30 proyectos para modificar la norma y ninguno prosperó.