Desarrolladoras que no cumplen: te venden el paraíso y comprás el infierno

El sueño de la casa propia en un barrio privado de la provincia puede volverse una verdadera pesadilla si los compradores no toman los recaudos necesarios. Esto es, básicamente, asesorarse con un abogado. Muchas veces los incumplimientos y las inconsistencias de las empresas desarrolladoras transforman esas experiencias en un verdadero martirio que se extiende, sin solución, en el tiempo. Les venden el paraíso, pero terminan comprando un infierno.
Los principales problemas aparecen cuando los plazos no se cumplen, el presupuesto no es el estimado o cuando hay cambios sobre la marcha que no son consensuados y acarrean nuevos costos. Pero también cuando las responsabilidades no están claras desde el inicio y las empresas no hacen los trámites que deben realizar, lo que impide avanzar con las obras o con las formalidades para que quienes compraron el lote y edificaron puedan escriturar.
Cientos de desarrollos en la provincia de Buenos Aires están en situación irregular: les faltan autorizaciones municipales, el apto técnico, el plan hidráulico, la rezonificación o la aprobación de los planos. Pero nadie advierte a los compradores sobre esas cosas.
Eso pasa, por ejemplo, en numerosos barrios de Pilar del Este, donde la desarrolladora Eidico no rinde cuentas, no cumple con los pasos formales para que los propietarios escrituren y encima se reserva por contrato el derecho de administración, con lo cual impone costos arbitrarios en las expensas y tiene de rehenes a todos los vecinos. Eidico ya fue sancionada a nivel nacional por la Secretaría de Defensa del Consumidor pero, aún así, los vecinos que viven en sus barrios siguen sin poder resolver su situación.
En el barrio Don Luis, en General Rodríguez, la situación incluso es peor. Muchos compradores de lotes fueron estafados por una empresa que prometió levantar un country con calles, espacios comunes, parquizado, dos lagunas, canchas de tenis y pileta. Pero en el lugar sólo hay pastizales. El problema es que no tienen las aprobaciones correspondientes y no pueden avanzar con las obras. Sin embargo, les siguen cobrando impuestos a los vecinos y hasta un bono contribución a modo de expensas por algo que no les dan.
Son barrios que no están aprobados o están en situación irregular, que se venden sin tener ni siquiera los planos terminados. Y los vecinos, estafados, no tienen posibilidades de escriturar porque los terrenos no cumplen con los requisitos que demanda la provincia. En muchas ocasiones, ante este escenario, la gente se organiza y busca tener el control administrativo y legal de sus barrios para poder regularizar su situación, pero las empresas lo impiden.
Por eso, es vital contar con asistencia legal a la hora de emprender estos proyectos y entender bien que hay ciertos cabos sueltos que no deberían desatenderse para que no se transformen en una verdadera bola de nieve inmanejable.
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