¿Qué estamos comiendo?
El proyecto de etiquetado frontal nos da ese derecho, saber qué estamos comiendo. En esta nota las claves
El proyecto de Ley de Etiquetado Frontal, que ya tuvo media sanción en el Senado de la Nación, nos abre una puerta a un derecho que hasta el momento no teníamos, conocer detalladamente que tipo de alimento podemos llegar a comprar para luego consumir.
El texto del proyecto que se debate en Diputados, específicamente en este momento en las diferentes comisiones, tiene como objetivo advertir si el alimento contiene exceso de sodio, azúcares, grasas y/o calorías.
Estos excesos se señalarán de manera simple. Con sellos negros octogonales con letras blancas mayúsculas. Las páginas de la norma en debate explican que cada sello no puede ser inferior al 5% de la superficie de la cara principal del envase.
La iniciativa que se discute en el Congreso Nacional busca garantizar el derecho a la salud y a la información. Uno de los datos más importantes es que, si el producto contiene edulcorantes o cafeína, el envase debe exhibir también una leyenda que advierta que no es recomendable en niños.
La Universidad de San Martín recoge el siguiente dato de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en la Argentina, siete de cada diez personas adultas y cuatro de cada diez niños, niñas y adolescentes tiene exceso de peso. De ese grupo, alrededor de la mitad tiene obesidad y la otra mitad sobrepeso.
En octubre de este año, UNICEF, la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lanzaron una campaña para pedir la sanción del proyecto con el nombre Ojos Cerrados y el hashtag #LeydeEtiquetadoYa, alertando sobre la falta de información clara.
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Contexto mundial. Lo que hoy se debate en Argentina entró en vigencia en las góndolas de los supermercados suecos o finlandeses en 1989 y 1993 respectivamente. Más cerca de nuestro país, los pioneros en implementar estas advertencias fueron Ecuador en 2013 con un semáforo nutricional y Chile en 2015, como también lo hicieron México, Perú y Uruguay con diferentes señalizaciones.
En Argentina, un decreto aprobado en 2017 estableció que el Ministerio de Salud debe reglamentar la declaración de advertencias sobre los riesgos a la salud derivados del consumo de sodio en envases de sal y otros productos que contengan esta sustancia. Sin embargo, el tema aún no ha sido regulado.