Lenguaje claro y disidencias en la corte

Lenguaje claro y disidencias en la corte

Lo que queda claro es que no se ponen de acuerdo. La Corte Suprema de Justicia dictó los lineamientos para que los jueces escriban sentencias con lenguaje claro y accesible tanto para los abogados como para las personas involucradas y los medios de comunicación. Pero hubo fuertes diferencias entre los integrantes del Máximo Tribunal.

Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda se pusieron de acuerdo en una serie de pautas para mejorar la comunicación en los fallos. Pero Ricardo Lorenzetti se manifestó en disidencia y acusó a las reformas de sus pares de «precarias, limitadas y meramente declarativas».

La intención es que la redacción de las sentencias siga una serie de normas generales que las hagan accesibles al público en general y que evite que se malinterpreten o se desoigan por falta de entendimiento. Para esto, la Corte recomiendó que las sentencias tengan la siguiente estructura:

Primero: Descripción del objeto de la demanda

Segundo: Relación circunstanciada de los hechos del caso.

Tercero: Descripción de la forma en que la decisión apelada resolvió la cuestión y una breve reseña de sus fundamentos.

Cuarto: Individualización de la parte que recurre al Tribunal y descripción de sus agravios.

Quinto: Explicación del cumplimiento de los requisitos de admisibilidad del recurso.

Sexto: Explicitación de la cuestión que debe resolver el Tribunal.

Séptimo: Desarrollo de los argumentos utilizados por el Tribunal para tomar su decisión.

Octavo: Redacción clara de la parte resolutiva de la sentencia del Tribunal.

Además, el Máximo Tribunal dispuso la creación de una comisión que monitoree las sentencias y recopile los tecnicismos más utilizados para seguir corrigiendo el lenguaje de los fallos.

Lorenzetti dijo que la propuesta de los otros jueces «se enfoca en los aspectos menos relevantes de esta cuestión, ignorando la riqueza del tema», sostuvo que «la Corte no puede dictar una norma supeditada a lo que determine una comisión» y advirtió que la regulación del lenguaje no debe interferir en la independencia judicial.

En su escrito en disidencia, Lorenzetti concluyó: “Una norma emitida por los ministros destinada a obligarse a sí mismos en la redacción de una sentencia es algo infrecuente en la historia de la Corte Suprema”.

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