Dislexia: ¡Ya hay ley!
El proyecto aprobado garantiza las adaptaciones escolares y lo bueno de esta norma es que establece que los servicios de salud deben cubrir el tratamiento en su totalidad.
Hace dos años, en septiembre de 2016, Defiendase entrevistó al médico pediatra Gustavo Abichacra. Por aquel entonces, él y la fundación que preside (Disfam Argentina) junto a otras organizaciones, estaban presentando un proyecto de ley para que la dislexia deje de ser una condición invisible en nuestro país.
Hace pocos días, el Congreso de la Nación aprobó la ley 27.306 que garantiza el derecho a la educación de las personas con Dificultades Específicas de Aprendizaje, como la dislexia. La reglamentación, que abarca tanto la cobertura de salud como las adaptaciones curriculares y la formación docente, garantiza el abordaje integral e interdisciplinario de las personas que presentan DEA.
La ley es muy clara. En el artículo 9 obliga, a través del Programa Medico Obligatorio (PMO), a las obras sociales y a los servicios de salud a cubrir los tratamientos. Hoy uno puede hacer valer ese derecho de cobertura de tratamiento, explicó el pediatra.
Si a uno le niegan el servicio de salud tiene que actuar con las herramientas legales: tenés la Superintendencia de Servicios de Salud y el Ministerio de Justicia para hacer valer tus derechos, señaló Abichacra y agregó que tienen que empezar a cumplir porque ya hoy es obligatorio el tratamiento. Esperamos que no se judicialice todo, seguramente, nadie niegue la cobertura después de dos o tres casos en donde los jueces fallen a favor del damnificado.
En los colegios y las escuelas no tienen mayores problemas con lo que tiene que ver con las adaptaciones. Se está haciendo la formación docente a través de los Ministerios de Educación.
En Argentina, el 10% de la población tiene dislexia. De ese porcentaje, el 90% no lo sabe o no esta diagnosticado. En el país solo hay un estudio realizado. La Universidad del Litoral dice que el 15% de los habitantes tienen DEA, o sea entre cuatro y seis millones de argentinos.
La dislexia no respeta ninguna clase social. Las clases más desfavorecidas son las que tienen mayores dificultades respecto a la dislexia porque no pueden acceder a un diagnóstico ni a un tratamiento. A partir de ahora serán los Ministerios de Salud y de Educación los que deban poner las herramientas, como también la disponibilidad de personal para que puedan llegar a estas personas los diagnósticos, agregó.
El presidente de la Fundación Disfam Argentina (Dislexia y Familia) recordó que estamos hablando siempre de un trastorno completamente invisible. Esta dificultad que no se ve se hace visible con una ley que se esperó durante años. Con la formación docente empieza a existir algo que hasta este momento no veías y lo justificabas o interpretabas de otra manera: como un problema emocional, psicológico o ambiental.
La consecuencia emocional que trae esta dificultad genética y hereditaria es enorme. En los chicos produce un gran dolor y mas aun cuando no se los comprende. Cuando no se lo interpreta el dolor lastima mucho: hace que abandonen la escuela.
Al terminar la entrevista el Dr. Abichacra que es papá de un chico disléxico, señaló que Disfam tiene una única función, informa acerca de esta dificultad desconocida en forma gratuita y poder hablar del tema con los profesionales especializados.