Chicos rehenes de papá o mamá
Impedimento de contacto, violencia, insultos y en el medio, una vez más, los más chicos. ¿Qué pasa cuando el enojo de los más grandes les prohíbe a los menores ver a su familia?
Hace un tiempo en Defiéndase empezamos a contarte historias de Impedimento de Contacto. En 2013, el drama de Marta resonaba en nuestro sitio porque ya hacía 9 años que no veía a sus hijos por una mala relación con su expareja y una falsa denuncia de abuso. Seis años después, en 2019, el calvario de esta madre desesperada nunca se resolvió. Más atrás en el tiempo, en 2008, el Dr. Luis Otero nos daba su consejo diciendo que si bien la justicia está para resolver los problemas, muchas veces los chicos terminan siendo carne de expediente y esto es grave para ellos porque termian con problemas psicológicos, desatendiendo el colegio y hasta enojándose con ambos padres.
En los juzgados del todo país hoy hay cientos de causas dormidas y de relatos parecido. Hay denuncias porque una madre que no deja que sus hijos vean al padre, y están aquellas en las que un papá que recibió la tenencia y por el enojo con su exesposa les prohíbe a las menores el vínculo.
A nuestro sitio una vez más nos llegaron denuncias y nuestro equipo se reunió con miembros de la Agrupación Argentina de Familias por los Niños que nos recibieron con un pañuelo amarillo en la mesa que decía ¡no más hijos rehenes!. El reclamo sigue siendo el mismo que el de Marta, ver a sus hijos.
Raúl Oscar Rueda hace cinco años que no ve a hija. Su historia comenzó poco tiempo después del embarazo de su entonces pareja en 2014. «Había muchas amenazas, ella me decía que si no nos casábamos no iba a ver a mi hija y así fue. Con el tiempo empezaron los intentos de suicidio, las medicaciones por diversas enfermedades mentales, el maltrato físico hacia la nena aumentaba y me empezó a preocupar la salud mental de mi hija, por eso recurrí a la justicia«.
Según Raúl, la madre empezó a alejarlo de la nena y por ese motivo decidió pedir en la justicia Civil ver a su hija. «Mi abogada me dijo que debía recurrir a un juzgado penal e hice 5 denuncias por impedimento de contacto. Recién en la sexta denuncia que hago en la Fiscalía 5 de Juncal 941 me contestan que si la justicia civil no hace nada antes los jueces penales no podían avanzar».
De nuevo en la justicia civil la secretaria de la jueza Giordanino le solicita hacer una evaluación psicológica a Raúl. «Me hicieron ir 10 veces, la hacemos y le devuelven al juzgado un informe diciendo que no soy ningún tipo violento, que soy un trabajador, que tengo una relación excelente con mi otro hijo que vive conmigo y que estaba bien que yo quiera ver a mi hija. Todos los meses le paso la cuota de alimentos, pero no sé si mi hija vive, respira, come o si vive en Argentina, no lo sé. La justicia me va a devolver a mi hija con 9 años, le tengo que enseñar a vivir de nuevo».
¿Dónde están los derechos del niño?, se preguntó varias veces en la entrevista. «Le pido a la justicia que no se enfoque ni en mí ni en la madre de la nena, sino en la menor. A mí me duele más el futuro de mi hija, tiene seis años y no conoce a su papá«. En la actualidad Raúl está esperando que la justicia dé el visto bueno para terminar con la coparentabilidad.
«Hace un año, la licenciada que se encargó del trámite redactó un escrito diciendo que recomienda una revinculación inmediata del papá con la nena. Este documento lo leyó la jueza y lo reenvió al defensor del menor y este afirma que está de acuerdo con la doctora pidiendo también la restablecer el vínculo en un lugar neutral con un asistente social. A la vez pidieron un informe psicológico de mi hija, lo fui a buscar y lo entregue en el juzgado, yo no entiendo como teniendo todo, nadie pone fecha, ni lugar ni profesional que va a hacer la revinculación con mi hija».
«Esto es increíble porque tengo otro hijo de 19 años y nunca tuve un problema con su mamá y de ella estoy separado hace 9 años. Nunca pisé un juzgado. Nunca pensé que iba a pasar la pesadilla que estoy pasando hace cinco años», confesó.
La historia de Diego es similar. Su hija hoy tiene 7 años y hace cuatro y medio que no la ve. «Me separé de la mamá y teniendo un régimen de visita me pone una falsa denuncia por violencia doméstica y abuso, termina siendo la denuncia más grave porque cuando te acusan de eso es lo peor».
«Yo lo que busqué fue resolver esta denuncia falsa, me presenté de forma espontánea e intenté no exponer a mi hija a ninguna situación dramática. En 2016 tuve un revinculación con encuentros satisfactorios, resultados a mi favor y la causa ha avanzado muchísimo, pero hay que remarcar que cuando una de las partes está dispuesta a buscar conflicto en forma constante, la causa no se resuelve».
«Mi hija no solo no me ve a mí, no ve a sus abuelos, ni a sus tíos ni a mis amigos que tienen hijos de su edad. Está extirpada la mitad de su identidad, eso es grave para un chico. Acá hay un sistema que evidentemente no resuelve, y que no resuelva juega a favor del violento y encontra del inocente»
«Lo más loco de todo esto es que le pasa al tipo que quiere estar, le pasa al que se quiere hacer cargo de sus hijos, al que quiere ir a los actos, al colegio o al club, y no podés estar por un capricho de un adulto del otro lado y por irresponsabilidad de la justicia», confesó Ariel Martino, otro padre denunciante que hace cuatro años que no ve a sus hijos.
«Uno deposita a sus hijos en el juez, estas esperando todo de él. La última vez que lo vi fue en noviembre del año pasado y lo único que me queda de ellos son los tatuajes. Mi casa la tengo como si se hubieran ido al colegio y no volvieron más«, relató y agregó que el vacío que siente es enorme y que la falta del abrazo del hijo es inexplicable porque no lo tapas con nada.
«Esto te desgasta física y emocionalmente. Te cuesta continuar con tu vida. Al principio me agarraban muchos bajones, llantos de un momento para el otro, hace un año aproximadamente que lo hago solo y encerrado en el auto. Me quedo llorando mordiendo el volante para no amargar a tu pareja en el caso que hayas podido formar una nueva relación», afirmó Ariel.
María Cristina tiene 52 años y es la abuela de León. Hace más de un año y medio que no lo ve por impedimento de su mamá. «Ella estaba sola en Buenos Aires porque es de Ushuaia, desde la concepción la acompañé en todo momento. Estuvo en pareja con mi hijo y cuando tuvo al nene se separaron».
«Al quedar embarazada se queda en casa y le dí todo lo que pude darle, que no era mucho. Tuvo al nene, se olvidó de todo y se volvió al fin del mundo con él. Cuatro meses después empezamos a buscar la manera de verlo pero para actuar somos nosotros los que tenemos que trasladarnos a Ushuaia, ese es hoy el centro de vida de mi nieto y debo viajar para tramitar en la justicia el régimen de visita«.
«De un momento al otro ella eliminó de la vida de mi nieto a la familia paterna y esto me hace sentir mal. León necesita el amor de todos, no quiero ser solo la abuela que manda regalos, yo soy parte de su identidad».
«Voy a hacer mi lucha a Ushuaia porque la justicia también me abandonó. En Buenos Aires conseguí dialogar con una abogada del sur y dijo que no podía accionar contra la madre de León porque la suegra de mi hijo trabaja en la gobernación y tiene poder».
«Yo le elegí ese nombre, es un guerrero y por eso también voy a luchar. Quiero que venga a casa y que conozca a sus primos y tíos. Él es todo, y lo amo», concluyó emocionada la abuela.
«Lo más importante es el dialogo con la otra parte, pero si se llegó a este punto es porque el dialogo ha fallado o porque la bronca es muy grande entre los padres, y entonces hay que recurrir a la justicia. Los abogados intentaran mediar la situación para que la criatura pueda ver a su papá o a su mamá y a partir de allí normalizar la situación, detallaba en 2008 el Dr. Luis Otero.
En esta nota, la historia de una madre que tuvo que pagar $80.000 por impedir el vínculo de su ex con el hijo: http://www.defiendase.com.ar/articulos/mama-no-me-deja-ver-a-papa/3850
¿Qué se puede hacer en casos de impedimento de contacto?
El Dr. Esteban Otero, especialista en derecho civil, recomienda en primer lugar enviar una carta documento al padre que impide el contacto de los menores con su otro progenitor, intimándolo a que cese en su actitud. Esta carta, sea respondida o no servirá como prueba en un eventual juicio.
El paso siguiente es iniciar juicios en dos frentes: En sede civil y en sede penal.
En el juicio civil lo que se buscará es que se respete el régimen de visitas establecido por el juez cuando se llevó acabo la separación. Si aún no fue establecido, el padre podrá pedirle al juez que fije uno. El titular del juzgado podrá pedir que se realicen intimaciones a la madre, que intervenga una asistente social o que se le fije una multa por el incumplimiento. También podrá ordenar que se realicen pericias psicológicas en los padres para ver si son aptos para estar en contacto con sus hijos.
En materia penal lo que se busca es que se condene al padre que prohíbe el contacto al otro con sus hijos. Para ello, se exigirá el cumplimiento de la ley 24.270. La misma establece que: Será reprimido con prisión de un mes a un año el padre o tercero que, ilegalmente, impidiere u obstruyere el contacto de menores de edad con sus padres no convivientes. Si se tratare de un menor de diez años o de un discapacitado, la pena será de seis meses a tres años de prisión.»
El artículo segundo de esta ley establece que: En las mismas penas incurrirá el padre o tercero que para impedir el contacto del menor con el padre no conviviente, lo mudare de domicilio sin autorización judicial. Si con la misma finalidad lo mudare al extranjero, sin autorización judicial o excediendo los límites de esta autorización, las penas de prisión se elevarán al doble del mínimo y a la mitad del máximo.