La justicia ordenó la adopción de un bebé abandonado tras una subrogación

Un caso de subrogación de vientre en Córdoba puso otra vez en relieve los vacíos legales en torno a este tipo de prácticas. Un bebé nacido mediante este procedimiento fue declarado en situación de adoptabilidad, luego de que tanto la mujer que lo gestó como quien había promovido su concepción se desligaran completamente de su cuidado.
El nacimiento del niño fue prematuro y por eso tuvo que quedar internado durante varios días por complicaciones respiratorias. Eso motivó el rechazo de la madre que había alquilado el vientre, que a través de su abogada renunció por carta a hacerse cargo del bebé. El argumento fue cruel: según ella, lo quería sano.
En paralelo, la mujer gestante expresó ante la justicia que no contaba con recursos económicos para asumir la crianza. Aunque aseguró desear que el niño fuera adoptado por una familia que pudiera brindarle afecto y contención, la situación dejó al recién nacido en un estado de total desamparo legal y emocional.
Frente a este escenario, la jueza Mariana Pascual, titular del fuero de Niñez, Adolescencia, Violencia Familiar y de Género, resolvió declarar al bebé en situación de adoptabilidad. En su fallo, hizo hincapié en la gravedad del abandono y calificó el hecho como una «vulneración directa a su dignidad humana». Para la magistrada, el menor fue tratado como un «producto rechazado».
«La vida no es un producto y un niño no es un objeto que debe cumplir ciertas expectativas», escribió Pascual en una sentencia con fuertes cuestionamientos a la cosificación infantil en este tipo de acuerdos. «Cada niño, sin importar cómo fue concebido, merece respeto, cuidado y amor», agregó.
Uno de los elementos más polémicos del caso es que la subrogación se realizó sin intervención judicial alguna. El nacimiento estaba previsto en la Ciudad de Buenos Aires, donde el plan era inscribir al bebé directamente a nombre de su madre francesa.
Esto pone en evidencia la falta de regulación clara sobre la gestación por subrogación de vientre en nuestro país. En ausencia de un marco legal preciso, la práctica queda expuesta a situaciones de extrema vulnerabilidad para los niños nacidos bajo este tipo de acuerdos, entre la necesidad de las madres gestantes y el deseo, a veces frívolo y hasta desapegado, de las mujeres que pagan por ello.